La quiebra de la economía campesina

506 views
3 mins read

La sociedad colombiana se ha beneficiado por años con la producción agropecuaria que se desarrolla en las tres cordilleras que surcan la nación, miles de campesinos obligados a refugiarse en las pendientes de la orografía en razón a la apropiación terrateniente de las tierras planas, el hambre no ha agobiando aún a los colombianos gracias a la comida que baja de las montañas y a pesar de las trochas que las conectan con los centros poblados.

Hasta hace poco era difícil prever su reducción a la mínima expresión por varias razones: es una producción acostumbrada a apretarse el cinturón como sea con tal de mantener la actividad y que se bandea aprovechando cada centímetro de sus minúsculas parcelas recurriendo a diversificar con la vaquita doble propósito- un invento colombiano- las matas de café o cacao, las verduras o las fruticas dependiendo de la altura sobre el nivel del mar, las especies menores: cerdos, aves y piscicultura e incluso el jornal trabajando en el predio de los vecinos, todos recursos con los que se defienden nuestros alpargatados pero que con apertura y libre comercio ya no son suficientes para garantizar su supervivencia.

Millones de toneladas de productos que otrora cosechaban nuestros agricultores, ahora provienen del extranjero, se importan o entran de contrabando con la complacencia de los mandatarios de turno, es imposible competir con precios de bienes subsidiados por estados desarrollados que destinan millones de dólares diarios para que sus productores a través de multinacionales de comercialización  coloquen sus excedentes en los mercados foráneos, sin mencionar las condiciones internas que les ofrecen en costos de combustibles, insumos, crédito, equipos, actividades en áreas adecuadas y de bajas pendientes, protegidos con seguros para prevenir riesgos climáticos o de mercado  a contramano los nuestros viven todo tipo de contingencias incluidas normatividades que limitan o penalizan su trabajo con tal de colocarlos en desventaja con la operación de los importadores de alimentos, por estos días se evidencia en la entrada de leche en polvo que sustituye la producción nacional y pone a sufrir a los ganaderos a quienes les bajan el precio cuando les compran la leche, pues se viene estableciendo un pico y placa unos días si y otros no.

Si permitimos la desaparición de la economía campesina días aciagos vendrán sin la certidumbre de los alimentos naturales y propios de la gastronomía criolla que ha cimentado costumbres y sabores propios que forman parte de nuestra nacionalidad y de la soberanía alimentaria.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Ir al contenido