Creo que ya es hora de reiventarnos. Desde hace 18 años hemos intentado lo mismo en Neiva. Controlar la circulación de motos con parrillero, para disminuir la incidencia de estos en actos delincuenciales.
Es decir, los últimos cinco alcaldes de Neiva, Cielo González, Héctor Aníbal Ramírez, Pedro Suárez, Rodrigo Lara y Gorky Muñoz, prohibieron de diferentes maneras, la circulación de conductores de motocicletas con acompañante en Neiva. La mayoría aplicó la medida sólo al micro centro.
Otros la ampliaron a toda la ciudad, en épocas donde la guerrilla hacía de las suyas con atentados, como el ocurrido hace dos noches contra un establecimiento de compra y venta de carros, al que desconocidos lanzaron un artefacto explosivo. Y en todos los casos, las cifras de inseguridad nunca disminuyeron, según un estudio hecho por la Universidad de Los Andes, hecho en 25 ciudades, incluida Neiva.
De ahí que es válida la pregunta que todos los neivanos le hacen por estos días al alcalde Germán Casagua, quien expidió la semana pasada el Decreto 183 de 2024, que “adopta medidas para garantizar la seguridad y la movilidad segura” en la ciudad, ¿realmente mejora la seguridad, prohibir la circulación de “parrilleros” en el centro de Neiva?
Nadie puede negar que en una gran mayoría de los delitos que se cometen en la ciudad, la motocicleta es el medio de transporte ideal para quienes se encargan de robar nuestra tranquilidad. Pero no sé hasta qué punto el problema sea el medio y no la raíz. Me explico. No podemos pensar como aquel marido que descubrió que su esposa le era infiel, y vendió el mueble para salir del problema.
El problema no está en el “mueble” en el que se comete el acto, es decir, la culpa no es de la moto y menos del parrillero. Sacar de circulación a la moto, como al mueble, no evita en sí que se sigan cometiendo hurtos, homicidios, atentados, fleteos y demás.
Y la prueba está en que en los 18 años que se ha implementado la misma norma, los índices de inseguridad nunca han disminuido, y menos la percepción de intranquilidad.
Si acaso se reducirán en el microcentro y ni tanto, porque el cosquilleo, el raponazo y el hurto a celular, que son de los delitos más comunes en el centro, además del expendio de drogas, se realizan a pie.
De hecho es curioso que en la exposición de motivos del decreto, tanto de este como el del anterior gobierno, la comuna 4, que es a la que le pertenece el microcentro, no sea el sector en el que más delitos se cometen. Según el Decreto 163 de 2023, firmado por el ex alcalde Gorky Muñoz, la mayoría de delitos se presentaban en la Comuna 6, seguido de la 4, la 2, la 1, y la 5.
En el Decreto 183 de 2024, firmado por el actual mandatario, los delitos ocurren principalmente en los cuadrantes de los barrios Timanco (Comuna 6), Las Granjas (Comuna 2), Ipanema (Comuna 7), Cándido (Comuna 1) y Estadio que incluye sectores del centro de la ciudad. Aún así, ambos decidieron restringir el parrillero en el microcentro para disminuir la inseguridad.
Así que no es que me quiera creer experto en seguridad, pero por mera lógica, si algo no ha funcionado, no debe seguirse implementando. En lugar de disponer de una buena parte de las unidades dedicadas a controlar la movilidad y la seguridad, a perseguir a los motociclistas, deberían disponerlos a realizarse labores que de verdad contribuyan a mejorar la seguridad.
Porque si uno mira un decreto que únicamente restringe la circulación de motocicletas, de verdad uno cree que el problema está en los 85.000 neivanos que tienen motos en la ciudad. Y es entendible, controlar un parque automotor de ese tamaño, con algo más de 120 agentes de tránsito es imposible.
Pero seamos claros, las motos que usan las bandas delincuenciales para sus actos criminales, que además ya están debidamente identificadas por la Policía, en modelo, cilindraje, color y demás, así como quienes las usan, no representan ni el 0.5% de las que circulan en la ciudad. Es decir, que el 99.5% de los neivanos que usan moto, deben pagar, por culpa de una amplia minoría que no puede ser controlada por las autoridades.
Y es que el decreto, además de prohibir el parrillero, prohíbe la circulación de motos desde las 11 de la noche a las 5 de la mañana, y prohíbe el parqueo de motos frente a establecimientos comerciales, o andenes en cualquier lugar de la ciudad, por eso los operativos de los agentes de tránsito en los últimos días en distintos barrios.
Y está bien que hagan controles y operativos. Para nadie es un secreto que no respetamos las normas de tránsito en Neiva, pero pareciera que la Administración Municipal está más interesa en cazar infractores de tránsito, que delincuentes. Ni que con los recursos de los comparendos se financiaran las estrategias de seguridad, para encontrarle sentido.
Aplaudo que el Alcalde salga a las calles y haga operativos. Eso mejora la percepción de seguridad, de hecho, los controles, si son permanentes en diferentes sectores y a determinadas horas, sí mejoran la seguridad, pues se brinda un cerco al delincuente en tiempo real.
Es más, es la forma más expedita para contrarrestar el problema que tenemos con la vigilancia por la falta de cámaras en la ciudad. Es ahí donde se deben centrar los esfuerzos de las autoridades.
Y claro, los ciudadanos también somos parte de la solución. Cuando el ciudadano vea resultados, pero también que de verdad se está atacando al delincuente y no al motociclista, estoy seguro que muchos contribuirán con su denuncia para ser más efectivos.
Pero no podemos pedir colaboración y buscar confianza, cuando el ciudadano que utiliza su moto para ir al trabajo, llevar sus hijos al colegio, o trabajar, se siente señalado y perseguido. Es hora de reinventarnos y buscar otras alternativas para atacar al delincuente.
La ñapa
Un estudio del año 2019 por el Centro de Estudios de Seguridad y Drogas de la Universidad de Los Andes, encontró poca efectividad en la reducción de la inseguridad con estas medidas restrictivas de motos. “Analizamos seis medidas en ciudades como Barranquilla, Bogotá, Cartagena, Neiva, Soledad y lo que encontramos es que las restricciones a motos no reducen sustancialmente los delitos.
De las seis medidas que estudiamos, solamente tres tienen efectos negativos, pero incluso en esos casos los efectos no son persistentes en el tiempo. Lo que hacen las medidas es desplazar o empujar el crimen hacia afuera, hacia otras partes de la ciudad”, aseguró Michael Weintraub, docente líder esta investigación.
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Por: Felipe González
Comunicador Social y Periodista
Especialista en Comunicación Digital
Consultor en Comunicación Política