Hoy, cuando nuestra carta magna, se apresta a cumplir 30 años de vida, siento el deber de compartir con los lectores y por supuesto como siempre con mis pequeños hijos un pequeño análisis de lo que en realidad dio un giro de 360 grados al acontecer ciudadano y legislativo de nuestro país, cuando el día Cuatro de julio de 1991 se firmó un texto de apenas 380 “articulitos” que cambiaría la estructura del Estado y pasar de gobernar permanentemente con los Estados de excepción a un estado social de derecho donde al colombiano le es permitido reconocer y defender sus derechos de manera amplia, oportuna y eficaz, pero también se buscaba tener un Congreso de la República, que expidiera leyes y no uno que estaba de paseo y solo para aprobar los mandados del presidente y partido de turno.
Se creo entonces una teoría que indica que “nuestra constitución es un tratado de paz con mayor vocación de permanencia” y ahora es igualmente válido porque ese orden público perturbado de los años 80` sigue campeando en el 2021.
Sin embargo vale la pena resaltar aspectos esenciales de esta creación, como fue la acción de tutela que hoy marca más de nueve (9) millones y medio de ellas que se han tramitado desde entonces; la creación de la Corte Constitucional, guardián máximo de esos articulitos, que a mi modo de ver ha cumplido su tarea máxime, cuando ha logrado desarrollar cada artículo a la vez que se le impone un desafío frente a casos ciudadanos particulares, pero también imparte ordenes al Congreso de Colombia para que legisle en desarrollo de esas normas constitucionales, dando día a día paso a la modernidad y a los cambios sociales y humanos y no deja que se convierta en letra muerta y vetusta.
Es así entonces que cada uno de los colombianos, sí, usted y yo, señor lector, cuando reclamamos algún derecho desconocido por las autoridades, estamos haciendo esta constitución, lo hacemos de forma permanente y sin limitación legal o formal; así pues, que no nos alarmemos porque se hacen enmiendas a la C.N, eso es normal y sano, diría Carlos Gardel en su tango “30 años no es nada”.
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Por: Juan Felipe Molano Perdomo – jmolano74@hotmail.com
Twitter: @JuanFelipeMola8
