La asincronía de las ciencias

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La historia de la humanidad está plagada de paradojas, y tal parece que debe someterse a un proceso de desarrollo disparejo entre las ciencias sociales y las naturales, las unas avanzan mientras las otras se rezagan y solo vuelven a encontrarse cuando las sociedades se sacuden del letargo en que se sumen aceptando las degeneraciones propias de los modelos sociales en decadencia, que regularmente traen como consecuencia la pauperización de grandes mayorías, el aprovechamiento descontrolado y pernicioso de los recursos de la naturaleza y crecientes vejámenes sin límite para los más vulnerables.

Vivimos una época en que los nuevos conocimientos científicos profundizan en el discernimiento de los fenómenos de la naturaleza: el gran colisionador de hadrones que evidencia la partícula de Dios o de Higgs, el MRO orbitador de reconocimiento de Marte que muestra detalles del planeta rojo e innumerables proyectos de investigación que dan luces sobre el origen y futuro del universo, pero al mismo tiempo se imponen concepciones de inmovilidad de la historia o el supuesto fin de la misma, y a pesar de tenerse conciencia de la fragilidad del planeta las prácticas económicas aceleran su deterioro profundizando el calentamiento global, aumentando las emisiones de gas y reduciendo las áreas de cobertura vegetal, sin mencionar la tugurización de millones de seres en ambientes malsanos y de alto riesgo.

El Estado que debería cumplir la función de representar a la sociedad toda y ajustar sus desequilibrios acaba por defender los intereses de unos pocos y las regulaciones que determina se hacen con la intencionalidad de favorecer sus negocios, incluso, quebrantado principios generales de la moralidad, pues el éxito un bien muy preciado en la sociedad capitalista se persigue a toda costa sin importar a quien se lleve de calle, se premia toda conducta así sea delictiva que conduzca a la prosperidad económica y se penaliza cuando el beneficiario choca con los intereses de los detentadores del poder político y económico.

Así no resulta extraño que Noriega, el panameño otrora amigo de los intereses norteamericanos terminara criminalizado por ellos para invadir  a la nación del Canal  o los Talibanes ayer aliados del gobierno norteamericano se convirtieran en el obstáculo para hacerse a Afganistán y en diversos rincones del planeta pululen, en todos los ámbitos,  personajes que figuran en las tardes en las páginas sociales de los periódicos, la TV y las Redes, para terminar apareciendo en la mañana en los titulares de las páginas judiciales.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com

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