¿Se acuerdan del coco, el monstruo que aterrorizó por años la infancia de varias generaciones? Pues como usted bien debe saber, ya pasó de moda… a nadie le da miedo, incluso ni lo recuerdan o le pusieron reemplazo, uno de ellos la famosa “ideología de género”. ¡Qué corran todos, especialmente los niños!
Pero espere, que no cunda el pánico (que bien contagioso sí es), no huya hasta que le cuente el cuento, de pronto hasta se le quitan las ganas de salir corriendo.
Resulta que este nuevo coco y el original tienen dos cosas en común: no existen y se utilizan para meterle miedo a la gente, sencillito.
Lamento mucho si usted es de los que lo utiliza para hacerle la guerra sucia a candidatos presidenciales o al proceso de paz, pero es la verdad, como dijo Santos del paro agrario campesino del 2013 “esa tal ideología de género no existe”. Vive por allá en la imaginación colectiva como el Ratón Pérez, Papá Noel o el Príncipe Azul.
Lo que sí existe y es incluso más peligroso que emborracharse y escribirle a su ex, es la desinformación tan berraca sobre el tema, en serio. De eso me di cuenta el sábado pasado en un conversatorio, al que fueron invitadas desde Bogotá tres personas maravillosas, quienes charlaron lo más de bueno con el público de los mitos y creencias sobre a la ideología de género. ¿Tampoco se enteró? Eso le pasa por no tenerme en Facebook.
En todo caso, como Diosito y los astros me quieren mucho, tuve la fortuna de moderar este espacio, por eso con toda confianza les puedo decir que: 1. A punta de mentiras nos han envenenado contra un tema que ni entendemos y 2. Este envenenamiento está haciendo que, incluso con la mejor intención (por ejemplo, proteger a la infancia y a la familia), estemos pasándonos por la galleta Derechos Humanos universalmente reconocidos ¿cómo la vieron?
Lo que desde el escándalo sobre las cartillas de la Ministra Parody o el mismo inicio del Proceso de Paz con las Farc, ha venido pasando de boca en boca como “ideología de género”, no es otra cosa que el necesario reconocimiento de que nuestro país y el mundo entero, no está solamente conformado por personas heterosexuales o por personas que se sienten identificas con el sexo con el que nacieron, y además, que estas personas tienen el mismo derecho que usted a vivir en paz, sin que los echen de la casa o los boten del trabajo.
Tan absurda es la persecución de las personas gays, lesbianas o transgeneristas, como lo fue en algún momento la de las personas zurdas o como lo es hoy en día la de los cristianos en medio oriente ¡Esa es la verdadera ideología, señoras y señores! Hacernos creer que está mal, que es una enfermedad o incluso pecado, no ser o amar como se supone que lo hace la mayoría de la población.
¿O es que a usted, mi apreciada o apreciado lector, le parece chévere vivir en un país donde muchos dicen que preferirían tener un hijo muerto a que “les salga marica”? No es por dármelas de exagerada, pero de ese tamaño está la cosa. Ojalá (y cruzo los dedos para que algún día sea así) les indignara tanto esta discriminación como cuando suben los precios de la gasolina, o incluso, cuando los dejan en visto por el WhatsApp.
Así como Galileo no se inventó, sino que descubrió que la tierra era redonda y no plana. Los herejes y enemigos de la familia (porque así es como nos llaman) quienes supuestamente “promovemos la ideología de género”, no estamos inventando y muchos menos imponiendo nada, sólo hablando y defendiendo algo que existe milenariamente aquí y en cualquier rinconcito de este planeta redondo.
Y si después de todo esto, le sigue pareciendo lo más espantoso del mundo que en los colegios se hable sobre las distintas orientaciones sexuales o identidades de género que existen, váyase a dormir tranquilo, que educar y difundir el tema no vuelve a los niños gays. Si así fuera, todo el mundo sería heterosexual, porque desde la publicidad hasta las películas de Disney, solamente hablan de el príncipe y la princesa, la mamita y el papito, el señor oso y la señora osa.
Les puedo asegurar que hablar del tema educa generaciones con visiones más realistas del mundo y con mayor respeto por la dignidad humana, y de paso, ayuda a que papás y mamás hagan a sus hijos más felices y orgullosos de ser quienes son.
La diversidad sexual no es el diablo, bajemos la guardia, la verdadera enemiga es la ignorancia y el odio injustificado ¿si usted merece ser feliz, porqué otros no?
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Por: Claudia M. Álvarez – claudialbaricoque@gmail.com
Twitter: @cmalvarezh