Tremenda trifulca se armó sin testigos, en sigiloso cuarto entre dos amigos, por defender derechos se fueron a las manos y ahora se demandan estos dos hermanos. La política no es sucia lo digo sin pena, pero sí la enlodan con estas faenas, pues no es necesario agredirse más, para buscar sabiamente la soñada paz.
Ibagón es un líder, trabajador incansable, pero fue agredido en acto miserable; Alfadil lo niega y dice que es falsedad, que todo lo expresado falta a la verdad.
De diez días la incapacidad mandó, un sabio galeno que a Orlando auscultó. Al ver los morados al médico confunde y a bombillo flojo por poco lo funden.
Ortigoza sereno dice que es tranquilo, que él no maltrata a ningún vecino, menos a su amigo y socio de batallas, pues no es de pelea, le faltan agallas.
Orlando comenta que Alfadil lo empujó y con palabras soeces éste lo insultó, no obstante Ortigoza dice que Ibagón miente entre los dientes el muy engañador. Que nada de lo dicho fue realidad y que todo lo hace por rivalidad, que las denuncias hechas por Orlando Ibagón son simplemente celos por su aspiración.
Caí sobre el filo de un pedestal, narra el diputado y exconcejal; que Alfadil lo abandona y lo deja botado y por unos escoltas es levantado. Anuncia sin mella que interpondrá una querella, aunque cuando hablen y hagan las paces, pasará a la historia este tonto impase.
Villalba el gran jefe de los liberales, será el mediador de este rifi rafe, con su gran talante logrará amistarles y su gran aprecio sacará adelante. Sin tanto rencor se darán las manos, para seguir adelante como dos hermanos, ciudadanos de bien como debe ser cambiando totalmente su mal proceder.
Como perros y gatos no podemos andar, mucho menos los líderes de la comunidad, espero que éstos no vuelvan a estar, dándose empujones y sin respetar. Estos dos señores deben entender, que cosas así no pueden suceder; pues es bochornoso que se dejen llevar, por instintos toscos que les quedan mal.
Miren las noticias de Nicolás Gaviria, un ebrio que parece toro de lidia; se dejó llevar por los malos tragos y quedó ante el país como un andrajo. Estas situaciones se deben obviar, pues son realidades de nunca olvidar; pasarán los días y pasará el tiempo, pero no se olvidará este pésimo ejemplo.
Tristemente pasan acontecimientos, lamentables todos y sin miramientos; un mejor ejemplo deberían dar, estos dos personajes a la comunidad; pues no está bien visto que hechos así los protagonicen Ibagón y Alfadil.
—