Tener casa propia no es riqueza, pero no tenerla es mucha pobreza. Es un dicho popular que refleja una realidad. Es que el sueño de cada ser humano en uso de razón es tener un lugar propio donde albergarse, que le permita tener privacidad y estar protegido.
En el gobierno de Belisario Betancur se puso en marcha el modelo de vivienda impulsado desde la presidencia de la república, que le permitió a cientos de miles de familias pobres adquirir casa barata y de manera fácil, al no ser exigida la difícil cuota inicial, cuando de familias de escasos recursos económicos se trata.
El modelo de vivienda de Belisario fue todo un éxito, pues además de su bajo costo, las familias beneficiadas se enamoraron de su casa, en razón que allí cada una de ellas puso una gran dosis de sacrificio físico para su construcción, que les despertó un inmenso sentido de pertinencia.
En el gobierno de Santos se viene adelantando la construcción de gigantescos complejos habitacionales, mas con ánimo electorero, (reelección de Santos y campaña de Vargas Lleras a la presidencia), que pensando en resolver el problema de pobreza absoluta, propia de las áreas urbanas y de desplazados por la violencia y abandono del propio estado al sector rural.
No basta con resolver el problema de vivienda a quienes viven en pobreza absoluta. Estos programas para que sean sostenibles deben contar con otros componentes que garanticen a sus beneficiarios acceso a las oportunidades. Por un lado deben lindar con sectores residenciales de estrato 4, 5 y 6 y por el otro con zonas industriales y comerciales que oferten empleo para mano de obra calificada y no calificada, a hombres y mujeres. Tener su propio colegio técnico y su escuela técnica para adultos, que le permita a hombres y mujeres desde la infancia capacitarse en áreas técnicas y administrativas, para aprovechar la oferta laboral calificada, y para el emprendimiento.
Tener sus propias áreas de recreación para niños y adultos, y como complemento para el empleo contar con sus propios locales comunitarios de comercio, producción de alimentos, enseres y servicios de consumo familiar.
Basta solamente tener visión y voluntad política. Los grandes proyectos habitacionales ubicados en zonas pobres y alejados de los centros de generación de empleo, son insostenibles y susceptibles a la proliferación de bandas delincuenciales, en razón a la alta carencia de oportunidades.
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Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com