En el proceso del crecimiento es inevitable que los hijos quieran emprender caminos nuevos y los padres vean partir a sus hijos del hogar.
En lo posible, este proceso de independencia de los hijos debe estar basado en el apoyo y participación de alguna u otra manera por el núcleo familiar.
“Para cualquier persona, el cambio de domicilio debe ser parte de un plan personal bien pensado que se sostenga en la independencia económica y la madurez emocional”, indica Viviana Zapateiro, psicóloga clínica adscrita a Colsanitas. Adicionalmente, la persona que se independiza debería tener unas nociones básicas de economía del hogar y tareas domésticas.
Aunque se cuente con los requisitos anteriormente descritos, es normal que algunos miembros de la familia se resientan con esta salida del hogar. “Para muchos padres, el simple hecho de que sus hijos ya no vivan con ellos puede tener efectos similares a los de un duelo o ruptura”, explica Claudia Botero, psicóloga experta en terapia familiar. “Esto sucede especialmente cuando son personas solteras y sus hijos representan su única compañía en el hogar. Cuando las redes de apoyo se distancian, enfrentarse solos a una situación desconocida podría generar patrones de comportamiento poco saludables en los padres y estos pueden afectar emocionalmente a los hijos”.
Existe la posibilidad de que, en el proceso de construir una nueva familia, surjan comentarios destinados a despertar sentimientos de culpabilidad respecto al “abandono” y a la “traición”, que es como los padres pueden interpretar la decisión de los hijos. Otra posibilidad es que se sientan ansiosos o preocupados por el futuro, y se pregunten si las herramientas que les enseñaron son suficientes para enfrentarse a esta nueva etapa en sus vidas.
En algunas familias, cuando uno de sus miembros comienza un nuevo hogar lejos del núcleo familiar, se pueden generar críticas en algunos aspectos de los padres u otros miembros como abuelos o tíos. “Las críticas pueden ir desde cómo se decora el nuevo espacio que se habita o incluso temas más profundos como los métodos de crianza cuando hay nietos. Dependiendo del modo de expresarlas, estas críticas pueden ser positivas o negativas, pero cuando sentimos que son impertinentes y nos lastiman, lo mejor es hablarlo”, señala Botero.
De acuerdo con Botero, “los padres no deberían tener acceso ilimitado al nuevo hogar ni mantener con los hijos la misma relación de autoridad”. En ese sentido, es importante saber diferenciar espacios, tener presente que siempre habrá actividades en pareja o con la nueva familia, actividades conjuntas con varios integrantes de diferentes familias y espacios destinados exclusivamente a compartirlos con los padres.
“El tiempo de calidad con nuestros padres no tiene por qué ser una rutina de todos los días, lo importante es que ellos sientan que seguimos queriéndolos como antes, lo que se ve reflejado en llamadas telefónicas, actividades compartidas y visitas en ambas casas”, concluye Zapateiro.