En menos de 15 días Colombia contó con 2 grandes marchas. No se puede negar que tanto la marcha del 21 de abril como la del 1 de mayo fueron 2 manifestaciones democráticas y pacíficas con alta participación. Miles de colombianos salieron a las calles a expresarse.
En un principio podía entenderse en apoyo o desacuerdo sobre las reformas, pero en la realidad se convirtió en un escenario más allá: de evaluación y termómetro a favor y en contra del gobierno Petro en sus casi 2 años de gestión.
No hay que desestimar ninguna de las marchas ni mucho menos atacar o desprestigiar. Hacerlo es ofensivo. Tampoco el centro de la discusión puede ser cuál fue más grande.
Miles brindaron su respaldo al gobierno. Otros miles de ciudadanos preocupados por la situación actual y que no están de acuerdo con las reformas igualmente lo demostraron. Aquí no hubo ganadores entre el gobierno o la oposición. Sí ganó la democracia, lo cual es altamente positivo.
Una democracia se cuida respetando los resultados electorales y buscando consensos en medio de la diferencia. El presidente Petro fue elegido para un periodo de 4 años, hasta el 7 de agosto de 2026, ni un día más ni un día menos.
Igual de equivocado es perpetuarse en el poder por parte de un mandatario como que otros pidan la muerte o salida anticipada del presidente de la República. La discusión no es esa. La discusión es frente a los problemas nacionales y a las soluciones. A cuidar lo bueno, a recomponer lo malo y a mejorar las reformas consensuadamente implicando un cambio para bien y no para mal.
Colombia necesita cambios con responsabilidad. El asunto es el cómo. La salud es un dolor de cabeza para millones de colombianos, siendo un derecho fundamental. La pensión es una bendición para la vejez de una persona y hasta de su familia, a la cual todos debemos poder gozar.
El trabajo es una fuente de riqueza, de desarrollo y de vida, lamentablemente algunos lo ejecutan en condiciones deplorables, mientras millones anhelan la oportunidad para crecer económica y profesionalmente.
La salud debe garantizarse para todos sin distingo y mejorar con una atención realmente digna. Al igual que la generación de más trabajo y el fortalecimiento de las condiciones laborales y salariales. Del mismo modo, un sistema pensional sostenible que garantice la cobertura para todo viejo o vieja.
Un acuerdo nacional es lo correcto. Por supuesto es posible en la medida que se enfoque en lo relevante que es el fondo y la forma de las reformas. Verdaderamente coexista una mente abierta y tranquila para escuchar, argumentar, entender puntos de vista, temores y sugerencias. Al mismo tiempo dejar los egos a un lado, despersonificar el debate entre izquierda o derecha o entre Petro y Uribe.
No olvidar que millones de ciudadanas y ciudadanos no participaron en ninguna de las marchas. Es un silencio que hace ruido, para integrar y ser escuchado. El diálogo franco es la clave para un verdadero estado social de derecho.
Colombia debe profundizar un estado para todos. Yo invito al Gobierno y al Congreso a dejar un instante la política a un lado y pensar con responsabilidad en el país y en los intereses superiores de la gente.
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Por: Jorge Andrés Géchem
Twitter: @JorgeAGechem