Pasar del pensamiento a la acción no es tarea para nada fácil, de hecho, ahí radica el éxito de los emprendedores, obviamente aparte de la dedicación, la pasión, la constancia y la disciplina.
Dar el primer paso, colocar el primer ladrillo, ahorrar el primer peso, tener la primera iniciativa, en la mayoría de los casos, no es una tarea sencilla, pero no hacerlo es sucumbir en un fracaso anticipado, sin haberlo ni siquiera intentado.
Winston Churcill, quien fuese importante estratega militar, escritor, periodista y Primer Ministro del Reino Unido, además merecedor al Premio Nóbel de Literatura; recordado por su importancia en la Segunda Guerra Mundial, profirió la siguiente frase: “El éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”; proverbio sumamente sabio y valioso, puesto que muchos emprendedores al primer intento o a la primera frustración, pierden la fuerza y el entusiasmo, y se dan por vencidos; pero de la perseverancia es que nacen los grandes logros.
Abraham Linconl, el décimo sexto presidente de los Estados Unidos de América, reconocido por haber abolido la esclavitud, fue un ejemplo de entereza y a él se le atribuye la siguiente expresión: “Ten siempre en cuenta que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa”, parecida a aquella locución propuesta por Og Mandino en uno de los capítulos de su libro “El vendedor más grande del mundo”, que dice: «El fracaso no te sobrecogerá nunca si tu determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa».
Cuando se promueve el emprendimiento, en la gran mayoría de los casos no se profundiza ni se fortalece en los interesados en dos temas vitales, la capacidad de enfrentar el fracaso y la ética como principio de vida; por ello muchos juegan al todo vale, sin importar qué tan legal o ilegal sea, pero además no se preparan o anticipan a la crisis, bajo un principio de precaución, que al ser aplicado en la debida forma, puede anticipar una dificultad y abordarla de la mejor manera para superarla.
En alguna parte leí que “eres lo que haces y no lo que estás por hacer”, frase que se ajusta a la admiración que despiertan quienes hacen el esfuerzo y a pesar de las dificultades asumen los retos y gracias a su insistencia, logran las metas trazadas o simplemente se levantan y se sacuden ante una caída, y vuelven a arrancar.
Hay una frase de un escritor y dramaturgo alemán, muy recordado, por cierto, llamado Bertolt Brecht, con la que deseo terminar esta columna de hoy: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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