A instancias del Dr. German Liévano asistimos a una tertulia que ha dado en llamar la Gruta, tal vez por considerarla como un refugio natural al ambiente sórdido y pugnaz que pulula por estos días en los debates de las extremas, que tal parece quisieran sofocar el espíritu del pensamiento libre y comprometido con toda la humanidad.
Son las mismas facciones, que pretenden que sus creencias y su doctrina deben imponerse con el argumento de la fuerza o, que ideas contrarias a las suyas deben borrarse de la faz de la tierra recurriendo a la violencia y el matoneo.
La persuasión, la reflexión, son verbos ajenos a su lenguaje y a su modo de actuar. Así como de manera natural, la humanidad acogió como solución a sus temores el refugio en seres superiores a su naturaleza, de igual forma los abandonará cuando de modo racional logre conjurarlos, no existe otra manera.
La última velada nos trajo una hermosísima presentación de Sara Melguizo, comunicadora social y periodista, música y productora radial; un vuelo maravilloso alrededor de la música contemporánea en Colombia, artistas de las dos últimas décadas, que según sus palabras no representa ni el cinco por ciento de las agrupaciones y solistas que han brotado de nuestra tierra con una fertilidad que contrasta con el estéril presupuesto del ministerio de cultura, unas seis veces inferior al dinero ofrecido a la aerolínea extranjera Avianca.
El recorrido al que nos llevó la Dra. Melguizo reveló un Universo de expresiones construidas en los distintos escenarios de nuestra vasta geografía, desde el litoral pacifico, a las montañas andinas, las planicies del Llano, las murallas de Cartagena y la isla de Providencia.
Nombres, algunos con alguna visibilidad como Puerto Candelaria, ChocQuibtown, Herencia de Timbiquí, Marta Gómez, Juancho Valencia y otros extraños a nuestros oídos como Na Morales, Jacobo Vélez, Alexis Play, Guarura, Diana Tovar, Elkin Robinson y Cumbia Star; todos conectados por un espléndido tejido que parte de sus raíces, el reconocimiento orgulloso de sus orígenes, enriquecido con la mirada a otras expresiones, un juicioso estudio de la música, sus géneros y sus técnicas, afianzado con el trabajo disciplinado en el instrumento y las cuerdas vocales, comprometidos con el oficio.
En la versión digital de Revista Música, un esfuerzo colectivo liderado por la Dra. Sara y que recomendamos leer y escuchar, encontramos un texto que sintetiza el valor de estas manifestaciones del arte: “La cultura popular, o las llamadas culturas “subalternas”, poseen una densidad intrínseca y una capacidad renovadora inagotable, ya que tienen una conexión privilegiada con el mundo de la experiencia práctica”
Así como la diversidad de las especies es garantía de la continuidad de la vida, la pluralidad en la cultura es el antídoto contra la pretendida homogeneización de las multinacionales del entretenimiento y la economía naranja.
Un trazo sobre un muro, un lienzo, un papel puede condensar una época, una realidad; un acorde, una nota musical nos permite evocar los lugares, los sabores, los olores, las personas que identifican el hogar, la patria.
El ADN recopila la historia genética de un organismo sencillo o complejo, del mismo modo la cultura resume de bella manera las vivencias de una sociedad, convierte la solución a necesidades prácticas del pasado en formas de arte para el presente.
Las danzas ancestrales ceremoniales convocaban a los dioses para que hicieran fructífera la caza y los sembrados, hoy se incorporan con coreografías y música a nuestros festivales; las vasijas de barro cocido que se exhiben en museos formaban parte de los utensilios de la vida cotidiana de pueblos antiguos y artistas de generaciones recientes las enriquecen con técnicas y distintos imaginarios.
Ese pasado en el que se construyó la identidad de los pueblos, que los diferenció; debe estudiarse, conocerse, pues formó nuestro inconsciente colectivo y sobre él debemos construir nuestro futuro.
Apelar a relatos prestados de otras latitudes nos condena a la desintegración como pueblo soberano. La resistencia a la extinción libera y únicamente las mentes libres son capaces de emancipar naciones.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com
Twitter: @libardogomezs