Consultando fuentes digitales encontré que el término plagio se define en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como la acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Desde el punto de vista legal es una infracción al derecho de autor acerca de una obra artística o intelectual de cualquier tipo, en la que se incurre cuando se presenta una obra ajena como propia u original.
Así pues, una persona comete plagio si copia o imita algo que no le pertenece y se hace pasar por el autor de ello sin su autorización. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando, sin uso de comillas o sin indicar explícitamente el origen, ni citar la fuente original de la información, se incluye una idea, un párrafo, una frase ajena, una fotografía o la obra completa.
Esto constituye específicamente una violación a la paternidad de la obra, considerada dentro del marco de los derechos morales.
No dudo que la señora Lucy Artunduaga Vega, candidata a la Alcaldía Municipal de Gigante Huila, haya podido ser asaltada en su buena fe, pues es muy común que se contraten a quienes dicen ser expertos en diferentes temas, para que asesoren la elaboración de proyectos o documentos, y éstos en el afán de salir abantes con el trabajo o consultoría contratada, se prenden de trabajos ya elaborados con antelación para quedar bien, sin pensar que puedan ser descubiertos.
En el diario El Espectador se publicó un artículo titulado “El paraíso del copie y pegue”, en donde hacen referencia al mismo tema, exponiendo que, “el tomar una idea textual de un libro o de una página web sin la debida cita en la que se explique la fuente bibliográfica es una forma de plagio. El robo de ideas es una práctica que deteriora la calidad profesional de los egresados y uno de los motivos por los que la ley colombiana castiga hasta con cárcel a las personas que recurren a este tipo de actividades. La legislación colombiana reconoce el plagio como un delito. En la ley 1032 de 2006 declara que son 8 años la máxima sanción para alguien que es sorprendido copiando una obra”.
De todas manera no deja de causar curiosidad y suspicacia, bueno o desconfianza, que una aspirante al máximo cargo ejecutivo de un municipio presente un documento bajo la gravedad del pecado de plagio, yo como docente universitario veo eso con malos ojos; de todas maneras, insisto que es muy posible que la aspirante haya sido asaltada inocentemente y hoy esté muy molesta con las personas que le elaboraron el trabajo objeto de crítica y que ella lo haya recibido como si fuera un original por el cual muy posiblemente puede haber pagado unos cuantos pesos.
Obviamente en Gigante, municipio en donde se desarrolla dicho escándalo que ya alcanzó dimensiones de orden nacional y posiblemente llegue a oídos de los autores del escrito original, con lo cual tendría un alcance internacional, la gente está expectante a ver qué va a suceder finalmente y en qué va a desencadenar este sainete. Pero, además, los otros candidatos mientras tanto, se lamen los bigotes frente a un electorado que podría quedar suelto si la señora ante la vergüenza y la crítica decide retirarse de la contienda.
Solamente esperamos que esta situación tan compleja sea aclarada por el bien de la verdad y de la confianza del pueblo en la maltrecha política.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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