El mundo avanza inexorablemente hacia una mayor tolerancia a las diferencias, el paso es lento mucho más de lo que preferiríamos, e incluso por momentos y en diferentes lugares con retrocesos pasajeros pero al final a los promotores de la intolerancia no les queda más remedio que apreciar como las mayorías se despojan de los prejuicios del pasado y se proyectan a un futuro de virtuosa integración.
Ejemplos pululan en ambos sentidos, recientemente en el Estado de Carolina del Norte en los Estados Unidos se expidió una ley que promueve el uso de los sanitarios con discriminación sexual contrariando una directiva presidencial que protege los derechos de la comunidad LGTBI, en respuesta a esta intolerancia importantes organizaciones como la Asociación de Basquetbolistas y la de Atletismo Universitario así como artistas de renombre mundial han decidido cancelar sus actividades en ese Estado mientras se mantenga la medida; en nuestro país una senadora liberal viene promoviendo una iniciativa contra la posibilidad de adopción por parte de las parejas homosexuales y al respecto se han pronunciado ya importantes juristas destacando su contravención con el espíritu de nuestra carta política.
Sin embargo, en el tema que tal vez se expresa con mayor fuerza los sectores contrarios a los cambios en la vida del país, es el de los acuerdos con la guerrilla de las FARC para lograr su desmovilización y entrega de armas, sin duda ni el mejor de los textos que consigne las condiciones de su entrega, podrá satisfacer plenamente a los Colombianos que aspirarían a castigos ejemplares y reparaciones milagrosas, pero la realidad es tozuda y muestra que para lograr propósitos como el de su reintegro a la vida civil es necesario trazar limites en los deseos de unos y de otros; la institucionalidad no puede operar como en tiempos de normalidad y aplicar la justicia a rajatabla y ellos no lograrán instaurar una nación con los criterios que han animado sus actuaciones, de tal suerte que quienes alimentan desde la postura de la negativa al plebiscito para ratificar los acuerdos la creencia de que Colombia se convertirá al Castro Chavismo porque las negociaciones se adelantaron en Cuba, les podemos decir que el escenario era solamente el lugar que facilitaba el proceso por su cercanía y confianza al grupo guerrillero y con el gobierno que tenemos neoliberal hasta los tuétanos, los logros de esfuerzos individuales solo nos permiten abrigar con afecto el NairoChavismo.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com