El año que se va

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Para gran parte de la ciudadanía colombiana, el año 2017 puede ser igual que los anteriores. Ello visto desde su propia óptica y perspectivas. Lo cierto es que sí hacemos un profundo análisis, el año que ya se termina, deja en su paso hechos de gran trascendencia histórica. Algunos muy positivos, y otros altamente negativos.

Lo positivo: Poner punto final a una guerra de más de cincuenta años entre el estado colombiano y las farc, que cobro cientos de miles de víctimas. Es de gran alivio para millones de personas, en especial para los que la padecimos en el sector rural colombiano. Para los industriales, empresarios y comerciantes víctimas de la extorción y secuestro durante décadas, hoy sus posibilidades son alentadoras y diversas. Los que se lucran política y económicamente de la confrontación interna, se resisten a creer que su negocio empieza a decaer.

Positivo: La visita a Colombia de su santidad el Papa Francisco que marcó un hito en nuestra historia. Antes de la visita de Francisco, Colombia era una, y otra después de la visita del alto jerarca eclesiástico. Gran parte del pueblo colombiano se había dedicado a escuchar la mentira y a promover el odio, creando incertidumbre, polarización y resentimiento colectivo. Francisco con sus predicas espirituales, movió la fibra de una sociedad, en especial en los jóvenes, que parte de ella estaba secuestrada espiritualmente por los que siembran cizaña, en vez de amor por las costumbres sanas y por la vida. Colombia escuchó del Papa, lo real, lo objetivo y cambió de opinión. El odio y la mentira perdieron audiencia.

Positivo: La selección Colombia de la mano del profesor Pékerman con un elenco de destacados futbolistas, nos subieron el ánimo al máximo, luego de clasificar al mundial de Rusia 2018. Bien por nuestra selección, bien por Colombia. Los triunfos a nivel internacional de nuestros deportistas en diferentes disciplinas deportivas, nos han servido de gran alimento emocional.

Lo negativo: La corrupción divulgada por los medios de comunicación que dan cuenta sobre el robo de más de 50 billones de pesos colombianos año, cifra escalofriante que indica que este es el principal cáncer de un Estado enfermo, en manos de una minoría política corrupta, carente de valores, de principios, que menosprecia desde el niño hasta el anciano; que solamente obedece a sus ambiciones personales.

Solo el pueblo con su voto, puede construir o destruir su propio futuro.

Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com

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