De cuando el Huila era accionista de SCADTA…

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Rincón de historia

El 22 de enero de 1921, Reynaldo Matiz, uno de los huilenses más visionarios  de su historia, dictó en el teatro Variedades su conferencia sobre la navegación aérea. Su tesis principal fue: “El Huila vive aislado, no digamos del mundo civilizado, sino del corazón mismo de la  patria y de sus orígenes más importantes; todo nos llega tarde, y en forma de rezago”.

Para superar esto, dijo entonces, era necesario impulsar la electrificación, la navegación aérea, la industrialización y el comercio activo, respetando los derechos de los trabajadores.

Al término de su conferencia, se adquirieron  215 acciones de Scadta, la futura Avianca,  así: el Departamento del Huila (130), el Municipio de Neiva (10), el Banco del Huila (10), Ricardo Perdomo (10), Higinio Perdomo (10), Abbas Turbay (5), Empresa de Energía Hidroeléctrica (2), Liborio Cuéllar y hermanos (5), Manuel J. Uribe (3), Cantalicio Ferro (5), Juan Duque E. (2), y una cada una, otras 23 personas, entre ellas el promotor de la empresa en Neiva, Reynaldo Matiz. El  17 de abril, la Asamblea aprobó el contrato de transporte de pasajeros, de valores y de correo entre Girardot y Neiva con la empresa, cuyo viaje tenía una duración de 80 minutos.

El servicio duró largos meses, a pesar de que los pasajeros eran pocos porque casi todos preferían la vía fluvial  por el Magdalena. Luego, la  Ordenanza 21 autorizó  al Gobernador para suscribir un empréstito  hasta por $10.000 para tomar las acciones en Scadta, siempre y cuando la empresa  se comprometiera  a garantizar, mínimo seis meses, un correo semanal, y a partir de los seis meses, dos.

El 10 de marzo de 1923, el Departamento  recibió  375 pesos de utilidades por sus acciones en la empresa aérea, suma que, informó, dedicaría a la construcción de carreteras. Suspendido breve tiempo, el  6 de agosto de 1926, el  Congreso adoptó la Ley 1ª que autorizaba al Gobierno para celebrar un contrato con la Compañía para restablecer el servicio de correo y transporte de pasajeros entre Girardot y Neiva.

Para ello la Nación contribuiría con una suma no menor de cien pesos por cada viaje redondo, pudiéndose además extender este servicio hasta la ciudad de Garzón, lo que se cumplió por varios años.

Finalmente, en 1928, la Asamblea del Departamento ordenó vender las acciones en Scadta para invertir ese dinero en la construcción de carreteras. La clase dirigente se había desencantado del transporte aéreo por sus altos  costos, y preferido el uso del champán y los caminos de herradura, mientras se construían las carreteras y avanzaba lentamente el ferrocarril por los llanos del Tolima… para  llegar apenas en los años 30 al Huila

¡Eran los tiempos en que empresarios huilenses se fijaban altas miras nacionales, invertían en empresas de mucho aliento y eran respetados a nivel nacional!

¡Qué tiempos y qué costumbres, que ojalá vuelvan, como nos viene ofreciendo el gobernador Luis Enrique Dussán!

Por: Delimiro Moreno – morenodelimiro@gmail.com
Twitter: @opipaisa

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