Este 7 de agosto más de 400 jóvenes, estudiantes y profesores nos tomamos la Universidad Surcolombiana.
Reivindicando el arte, la pedagogía y la cultura para declarar a la Universidad Surcolombiana como Territorio para la vida, la convivencia y la paz.
No hubo hechos de vandalismo en la universidad, ni en sus alrededores, ni la policía, ni el ejército tuvo que intervenir. Uno de los muchachos de primera línea me dijo que ellos estaban sorprendidos por la respuesta que les dimos y que están dispuestos al diálogo.
Esa es la diferencia entre el uso de la razón para solucionar el conflicto mediado por el diálogo y la pedagogía. Los jóvenes no quieren nada distinto que ser escuchados, tener oportunidades y salir adelante.
En medio de sus dificultades me alegra saber que tiene lo más importante DIGNIDAD, SOLIDARIDAD Y HUMILDAD, valores que hace rato perdimos y que hoy ellos nos recuerdan con fulgor que existen.
Como es de fácil estigmatizar, señalar con el dedo de la indiferencia que el problema está río a arriba. ¿Cuántos muertos nos hubiéramos evitado si nos dispusiéramos al diálogo sincero, sin tapujos, sin hipocresías? ¿Cuántos recursos se pierden hoy en campañas absurdas, en armas, químicos para reprimir al pueblo? ¿Cuántas inhumanidades de nuestros dirigentes para desconocer que detrás de cada joven hay un cúmulo de omisiones que hoy repercuten en ellos, pues no han recibido educación, trabajo, salud y bienestar social?
Son muchos los retos que tenemos para que como universidad estemos en la primera línea del desarrollo social. Al finalizar el evento un chico con una voz muy suave y contextura delgada me dijo «profe y cuando es el próximo evento en la USCO». Le dije que ya lo estábamos organizando.
Y va a ser así. Hoy y siempre pondré todo mi empeño para que cada joven de nuestro territorio pueda estar en la universidad educándose, transformando su proyecto de vida y haciendo de esta existencia una experiencia digna de ser vivida, en el amor al prójimo y en la certeza de que nunca escatimaremos esfuerzos para que los humildes, vulnerables y desfavorecidos encuentre en la Universidad Surcolombiana un lugar de Luz.
Gracias a todos los que creyeron, a los que dudaron y a los que se opusieron. El acero se funde en el fuego ardiente y en esta caldera social, fuego es lo que hay. De nosotros depende que no nos queme y que esta energía sea dirigida a sacar adelante nuestra patria. Porque con educación de la cuna hasta la tumba, como diría nuestro nobel Gabriel García Márquez.
¡Todo es posible!
—
Por: Alfredo Vargas Ortíz – alfredo.vargas@usco.edu.co
Twitter: @Alfredovargaso