MUNDO. Al menos 43 personas murieron el miércoles cuando hombres armados en motocicletas abrieron fuego contra un autobús en Karachi, en el sur de Pakistán, según informó la policía sobre el último ataque directo contra minorías religiosas este año en el país.
El autobús quedó cubierto de agujeros de bala y podía verse sangre derramada sobre los asientos.
«Cuando los hombres armados subieron al autobús, uno de ellos gritó ‘mátenlos a todos’. Luego, empezaron a disparar indiscriminadamente a todos los que veían», declaró una mujer herida a un canal de televisión por teléfono.
El superintendente de la policía Najib Khan dijo a Reuters que los atacantes eran seis y que todos los pasajeros eran de la comunidad ismailí, una rama minoritaria del islam chií. Pakistán es en su mayoría suní.
Un grupo radical llamado Jundullah, que ha atacado a minorías musulmanas antes, se adjudicó la responsabilidad. El grupo tiene vínculos con los talibanes y prometió lealtad a Estado Islámico en noviembre.
«Los fallecidos eran ismailíes y los consideramos kafir (no musulmanes). Había cuatro atacantes. En los próximos días, atacaremos a los ismailíes, chiíes y cristianos», dijo el portavoz del grupo Ahmed Marwat a Reuters.
Al menos 43 personas murieron y 13 resultaron heridas, dijo el jefe policial provincial Ghulam Haider Jamali a los medios.
Grupos derivados de los talibanes han colocado bombas en varias mezquitas de minorías religiosas este año en Pakistán.
Muchas minorías religiosas culpan al Gobierno de no hacer lo suficiente para protegerlos en un país donde la policía está mal pagada, mal equipada y mal preparada.