El tan esperado día Sin IVA nos deja una gran enseñanza en temas de comportamiento comercial, que nos lleva a pensar en evaluar una opción que por muchos años se ha tenido como premisa en aspectos turísticos, con el fin de preservar los destinos (Principalmente los relacionados con la naturaleza) y garantizar sus sostenibilidad: Aprender y comprender la importancia de calcular la “capacidad de carga” de un lugar.
La capacidad de carga en turismo, que se asemeja también a un mecanismo para la sostenibilidad ambiental, se define como “la posibilidad biofísica y social que tiene determinado lugar para permitir un determinado flujo de personas mientras realizan una actividad turística, a la par que se mantiene el desarrollo del área y la completa satisfacción del visitante, y representa el máximo nivel de personas que un espacio físico puede soportar antes que el recurso ambiental se comience a deteriorar. (Tomado de Entornoturistico.com)
Ante la situación actual, que nos sugiere mantener un distanciamiento social, y frente la posibilidad de implementar en un futuro no muy lejano el “aislamiento preventivo obligatorio colaborativo e inteligente”, del que tanto ha hablado el gobierno y que recomiendan los expertos en el tema, para afrontar la actual pandemia mundial; que ante tanto acto irresponsable de los ciudadanos está lejos de menguar, y por el contrario tiende a empeorar; requiere con urgencia que se empiece a revisar la capacidad de carga de centros comerciales, establecimientos de comercio, plazoletas de comidas, y otros sitios de afluencia masiva, como una tarea que tal vez se tenga que volver una imposición.
Así como para la actividad turística, este es un factor fundamental para el desarrollo sostenible del destino; para el beneficio común y la vida, esta práctica se debe volver una dinámica esencial para los establecimientos donde concurran habitualmente muchas personas.
Suena inaudito, que lo que antes era motivo de orgullo y exaltación para la actividad comercial, hoy, en el nuevo contexto del mundo, se convierta en un riesgo, pero lastimosamente es la nueva realidad. Todos tenemos que comprender que no se pueden volver a permitir las “aglomeraciones” de personas, ni los llamados “tumultos”, como indicador del éxito de una actividad.
Los seres humanos tenemos que asumir nuestra responsabilidad frente a algo igual de importante al cuidado del medio ambiente, y es la prevención de las situaciones que afecten la salud y la vida de todos.
Los empresarios también deben entender que un solo día de aglomeración desmesurada, que quizás genere un ingreso momentáneo, puede traer consecuencias nefastas, lo que tarde o temprano nos hará comprender que la riqueza no está por encima de la salud, y que el exceso de dinero jamás garantiza la vida.
Tenemos que acostumbrarnos a que la referencia para el éxito comercial no es la cantidad de personas que nos visitan, sino la calidad de compradores que fidelicemos y las opciones de compra no presenciales que les podamos brindar.
De ahora en adelante, y como ha funcionado para la actividad turística sin inconvenientes, debemos medir la capacidad de cualquier lugar para atender la afluencia de personas, sin poner en riesgo su bienestar. Este es el nuevo compromiso empresarial de todos.
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Por: Hugo Andrés Rivera Collazos
Administrador de Empresas – Universidad Surcolombiana
Especialista en Planificación de Destinos Turísticos – Universitat Oberta de Catalunya
Correo: hrivera.consultores@gmail.com – Twitter: @hugoandres1975