Rincón de historia
Si por algo no olvidaremos este detestable coronavirus que estamos sufriendo es por el cierre temporal de los servicios culturales directos, especialmente los de la Agencia del Banco de la República.
Este centro cultural, bajo la acertada dirección de la veterana, hermosa e inteligente periodista Martha Monsalve, se ha erigido en el más descollante de la ciudad, con una programación variada y de altísima calidad.
De lunes a sábado sus amplios salones de lectura, conferencias y exposiciones, se veían colmados de público de todas las edades, desde niños de pocos años hasta ancianos de la tercera y cuarta edad, ávidos de recibir los servicios que el Banco de la República ofrece. Ahora, todo será virtual, por internet. Ojalá regrese pronto el servicio normal.
Esto no significa que sea la única entidad en hacerlo y en ser cerradas temporalmente por la pandemia. También la biblioteca departamental Olegario Rivera, la Sala Huila, la Hemeroteca y la biblioteca histórica de la Academia Huilense de Historia, las bibliotecas de Comfamiliar y las bibliotecas y centros culturales de los barrios, prestaban un gran servicio y no sabemos si tendrán las mismas posibilidades de prestarlo virtualmente.
Ojalá que cada conjunto o programa de construcción de casas de interés social o de los estratos más altos fueran dotados de su biblioteca y salón cultural, y se lograra una más amplia cobertura de ellos, es decir, más bibliotecas y agencias culturales como la que comentamos, pero puestos al servicio de una comunidad que los necesita.
Para eso, sería bien importante que todas las entidades como estas trabajaran de manera coordinada, porque ellas no compitan entre sí, sino que se complementen. Actitudes de rivalidad entre estas entidades afines son incomprensibles y acaso fruto de envidias injustificadas o deseos de protagonismo carentes de seriedad.
Al felicitar y agradecer a al Banco de la República por su magnífico servicio, que en buena parte nos compensó de la destrucción del edificio que se hallaba en el sitio que ocupa, deseamos reiterar una respetuosa solicitud al Banco de la República.
Esa agencia debe llevar el nombre de un huilense destacado en el mundo de las letras y las artes, y como ya tenemos varios homenajes a José Eustasio Rivera, ¿por qué no rendírselo a hombres como Ricardo Borrero Álvarez, Joaquín García Borrero, Julián Motta Salas o Gustavo Andrade Rivera? Ellos se lo merecen y el odioso criterio centralista de no reconocer los valores regionales y centralizar hasta en el mismo nombre de una entidad cultural situada en una región los aportes culturales, no deja de ser un adefesio.
La agencia cultural de Ibagué se llama, por un gol olímpico que los tolimenses le cobraron a los centralistas, “Darío Echandía”. Jueguen con las regiones y reconozcan que ellas también gozan de valores intelectuales dignos de ser recordados.
En estos duros tiempos del coronavirus, miramos con gratitud las entidades que nos hacen un poco mejor nuestro fugaz paso por la vida.
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Por: Delimiro Moreno – morenodelimiro@gmail.com
Twitter: @opipaisa


