En Colombia, el 37% de la población bancarizada elige regularmente la opción digital para sus transacciones, mientras que otro 33% lo hace ocasionalmente.
El 34% de los ciudadanos tienen una tarjeta de débito virtual, mientras que el 27% dispone de una tarjeta de crédito virtual.
El 25% de los colombianos ya utiliza los servicios de los Neobancos y lo contemplan como su principal institución financiera.
Los medios de pago digitales continúan su expansión en Colombia, consolidando nuevas fórmulas de transacción en un entorno de crecimiento sostenido, revela el XIII Informe de Minsait Payments sobre Tendencias en Medios de Pago.
Este reporte, un referente para la industria de los pagos, destaca cómo se generaliza el uso de los pagos digitales tanto en el país como en toda Latinoamérica. Es así, que el estudio indica que en Colombia, el 37% de la población bancarizada elige regularmente la opción digital para sus transacciones, mientras que otro 33% lo hace ocasionalmente.
Y es que para Christian Cepeda CEO de Kuvasz Solution este cambio en los hábitos de pago está afectando el uso del dinero en efectivo, debilitándolo gradualmente, dado que se observa un aumento en la popularidad de las tarjetas virtuales, algo que el informe de Minsait Payments válida, ya que antes estás estaban principalmente asociadas a la modalidad de prepago, y ahora se están utilizando cada vez más en las tarjetas de crédito y débito. En Colombia, el 34% de los ciudadanos tienen una tarjeta de débito virtual, mientras que el 27% dispone de una tarjeta de crédito virtual.
Dado lo anterior, surge la pregunta de cuáles son los beneficios que trae consigo las tarjetas virtuales y por lo que su uso está creciendo cada vez más, aunque el uso de efectivo aún prevalezca más, algunos de estos son:
- Seguridad adicional: Al ser virtuales suelen tener medidas de seguridad avanzadas, como números de tarjeta únicos para cada transacción, límites de gasto configurables o CCV variables, lo que reduce el riesgo de fraude en línea.
- Control de gastos: Permite llevar un seguimiento organizado de los gastos realizados, ya que la información se registra digitalmente en la cuenta del usuario, lo que ayuda a controlar el presupuesto y evitar gastos innecesarios.
- Facilidad de uso: Se pueden emplear de manera rápida y conveniente para hacer compras en línea, sin necesidad de llevar una tarjeta física. Esto facilita el proceso de compra y elimina la obligación de registrar los datos de la tarjeta en múltiples sitios web.
- Privacidad: Se evita exponer los detalles de la tarjeta física, lo que asegura la privacidad del usuario y disminuye el riesgo de robo de identidad o fraudes relacionados con la información de esta.
“Con el avance que estamos evidenciando en el uso de las tarjetas virtuales, que principalmente han hecho incursión en las opciones de pago en Colombia a través de los Neobancos, los principales bancos tradicionales se han visto en la obligación de ir adaptando sus productos para hacerle frente a la competencia transformando por ejemplo, sus tarjetas físicas a digitales, también para mantener a sus usuarios y así atraer a nuevos. De igual forma, los emisores de estas tarjetas físicas pueden en un futuro enfrentar la crisis del plástico, no solo por el avance de la digitalización financiera, si no, por el cuidado del medio ambiente en donde se deben velar los recursos ambientales que suelen ser usados para la fabricación de estás. Por último, Colombia viene ya trabajando para incorporar un nuevo formado de pago como el sistema de pagos inmediatos que el Banco de la República espera poner en marcha para 2025”, comentó Cepeda.
Finalmente, el reporte de Minsait Payments sobre Tendencias en Medios de Pago indica que a pesar de que el banco sigue siendo la principal fuente proveedora de servicios financieros, en algunos países de latinoamérica esto se está transformando por la creciente presencia de los Neobancos. Por ejemplo, en Colombia el 25% de la población ya utiliza estos servicios y lo contemplan como su principal institución financiera.