Abordando el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad desde la infancia: Evitando diagnósticos erróneos

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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, abreviado como TDAH, representa una condición del neurodesarrollo que se manifiesta con síntomas tales como la inatención, la dificultad para mantener la concentración en una única tarea, y, en ocasiones, la presencia de hiperactividad, impulsividad y una continua necesidad de movimiento.

Este trastorno tiende a emerger en la infancia y puede persistir hasta la vida adulta, a menudo resultando en problemas de disciplina, bajo rendimiento académico y laboral, así como trastornos relacionados con la autoestima, inseguridad y depresión.

Las causas subyacentes del TDAH aún no están completamente comprendidas. La pediatra Margarita Gómez, adscrita a Colsanitas, ha propuesto que este trastorno puede deberse a una combinación de factores, que incluyen influencias ambientales, además del consumo de tabaco o alcohol durante el embarazo, factores genéticos y neurobiológicos.

Así mismo, se ha observado un aumento significativo en el número de diagnósticos de TDAH en los últimos años. Sin embargo, los expertos tienden a creer que no se trata de un aumento en el número de casos, sino de un aumento en diagnósticos incorrectos.

La pediatra sugiere que un factor en el crecimiento de los casos es el uso inapropiado de la información por parte de las personas, ya que a medida que se discute más sobre el TDAH, las personas tienden a buscar sus síntomas en línea y auto diagnosticarse o diagnosticar a sus hijos si encuentran algún rasgo que coincida.

Por otro lado, algunos médicos y psicólogos pueden cometer el error de etiquetar a alguien con TDAH sin realizar un análisis que lleve a la raíz o causa de sus problemas de atención o hiperactividad. El acertado diagnóstico del TDAH no puede determinarse en una consulta de 30 minutos.

Dado que aproximadamente el 80% de la información que llega al cerebro entra a través de los ojos, la especialista está de acuerdo en que mejorar las conexiones entre el ojo y el cerebro, puede beneficiar la atención, la concentración, la memoria y las funciones ejecutivas.

Además, se destaca la importancia de desarrollar habilidades motrices y visuales desde una edad temprana a través de juegos y estrategias educativas. Esto no solo facilita el aprendizaje, sino que también puede reducir los diagnósticos erróneos de TDAH.

Estrategias para mejorar el aprendizaje

Especialistas proponen los siguientes ejercicios para hacer con los más pequeños:

  1. Meter varios objetos en una bolsa y hacer que el niño adivine qué objeto está tocando. Este ejercicio ayuda a crear imágenes mentales, usando otros sentidos.
  2. Pedir al niño que describa su habitación con la mayor precisión: colores, detalles, dirección de la cama, etc. Esto le permitirá trabajar la memoria visual.
  3. Pedir al niño que dé instrucciones para realizar una acción. Por ejemplo, explicar el camino que debe tomar para ir desde su habitación hasta la cocina, pensando en los giros hacia izquierda o derecha que debe hacer.

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